OBALUAYE – OMOLU –
SANPONNA
OBALUAÊ – OMOLU –
XAPANÄ (*)
Obaluaye en África
Obalyuaye (“Rey
dueño de la Tierra ”)
o Omolu (“Hijo del Señor”) son los
nombres generalmente usados para Sànpònna,
dios de la varicela y de las enfermedades contagiosas, cuyo nombre es peligroso
pronunciarlo. Mejor dicho, él es aquel que castiga a los malhechores e insolentes enviándoles la varicela.
El culto de Obaluaê,
así como el de Nanä Buruku, del cual
trataremos el capítulo que corresponda, parece hacer parte de sistemas religiosos
pre -Odùdùwa. Ninguno de los dos
consta de la lista de compañeros de Odùdùwa
cuando de su llegada a Ife, pero
algunas leyendas de Ifa dicen que Obaluaê ya estaba instalado en Òkè Itase antes de la llegada de Orunmila, que hacia parte de aquel grupo.
La antigüedad de los cultos de Obaluaê e Nanä Buruku, recientemente confundidos en ciertas partes
de África, es indicada por un detalle del ritual de los sacrificios de animales
que les son hechos. Ese ritual es realizado sin el empleo de instrumentos de
hierro, indicando que esas dos divinidades hacían parte de una civilización
anterior a la Edad
del hierro y a la llegada de Ogum
(que vino con Odùdùwa).
Algunas leyendas (1)
hablan de la disputa de Obaluaê y Nanä Buruku contra Ogum. Los primeros se rehúsan a reconocer la antigüedad del dios
del hierro como siendo anterior a la de ellos propios y, en consecuencia, de
servirse del hierro en sus actividades.
Esa disputa entre divinidades podría ser interpretada como
el choque de religiones pertenecientes a civilizaciones diferentes,
sucesivamente instaladas en el mismo lugar, con orígenes y períodos respectivamente anteriores a la Edad del Hierro. Podría también
ser consecuencia de la diferencia de origen de pueblos venidos, unos del leste,
con Odùdùwa, y con otros del oeste,
anteriores a ese acontecimiento.
El lugar de origen de Obaluaê
es incierto, pero hay grandes posibilidades de que haya sido en territorio tapà (o nupê). Si esa no
es su origen, seria por lo menos un punto de división de esa creencia. Frobenius escribía (2) que le fuera dicho en Ibadan que Xapanä había
sido, antiguamente, rey de los tapàs.
Una otra leyenda de Ifà
(3) confirma esta ultima suposición: “Obaluaê era originario de Empè (Tapà) y había llevado sus guerreros en expedición a los cuatro
cantos de la tierra. Una herida hecha por sus flechas tornaba a las personas
ciegas, sordas o cojas. Obaluaê-Xapanä
llegó así al territorio mahi en el norte del Dahomey, masacrando y venciendo sus
enemigos se puso a destruir a todo lo que encontraba a su frente. Pero los
mahis, habiendo consultado un bacalao (sacerdote de sacerdotes) aprendieron
como calmar a Xapanä con ofrendas
“pipocas” (palomitas de maíz). Así, tranquilizado por las atenciones recibidas,
Xapanä les ordenó construir un palacio
donde el pasaría a vivir, no mas volviendo al país Empê. El Mahi preoperó y
todo se calmó (4). A pesar de esa elección,
Xapanä continua a ser saludado como Kabiyèsi Olutapà Lempè (“Rey de Nupë en país Empê”) (5).
El culto de Sapata
(6), en la versión fon de
Xapanä, tendría su lugar de difusión
en la región mahi, en la aldea llamada Pingini
Vedji, cerca de Dassa Zumê, pero
traído por los nagôs. Esa tradición es confirmada en Savalu, también en la región mahi, donde el Sapata Agsobu del barrio Bla, jefe de los sapata de la región, fue
traído, según dicen, al templo de Ahosu
Soha, el fundador, o, más exactamente, el, el conquistador del lugar que
fue el puto terminal de su movimiento migratorio para el norte, migración
emprendida para alejarse de las regiones destruidas por las campañas de los
reyes de Abomey contra sus vecinos
del leste. Ahosu Soha, durante su
incursión, encontró en Damê (7),
en el río Weme, a los kadjanu, nagôs originarios de la región
del Egbadô, que también si dirigían
para el norte y se juntaron a el para que se establecieran en Savalu con su dios Agbosu.
Las orígenes nagô-iorubás do vodun Sapata son confirmadas por el hecho de que, durante su iniciación,
los futuros sapatasi, personas
dedicadas a Sapata, son llamados ànàgonu (anago o nagô) y que la lengua (8) usada en el ritual de iniciación y en las
oraciones es el yoruba primitivo, todavía hablado diariamente por los Aná.
Pesquisas realizadas sobre Sapata-Ainon (“Dueño de la Tierra ”) entre los fon ayudan a comprender las
relaciones de Sànpònnà-Obalúayé, el
“Rey Dueño de la Tierra ”
para los yorubas, con Nanä Buruku,
considerada su madre, en Brasil. En Abomey,
cuéntase que Nàná Bùkùú (o Buruku) era madre de una pareja: Kohosu y su mujer Nyohwe Ananu, que son los padres de todos los sapata, señores de muchas enfermedades terribles de que hablaremos
en otro trabajo (9).
O culto de Sapata-Ainon,
el Dueño de la Tierra ,
conoció en Abomey altibajos y tuvo
disputas con la dinastía de los aladahonu,
reyes del Dahomey. Estos usaban
algunos de los titulos gloriosos de Sapata,
tales como: Àinon (“Señor de la Tierra ”) o Jehosu (Rey de las Perlas”) (10). Los Sapatanon,
jefes de ese culto, fueron varias veces expulsos del reino de Abomey (11).
En Dassa Zumê, nos
fue narrada una historia sobre el origen de Sapata-Sànpònna:
“Un cazador Molusi
(iniciado de Omolu) vio pasar en el
bosque un antílope (agbalin). Intento
mátalo, pero el animal levanto una de sus patas delanteras y anocheció en pleno
día. Poco después, la claridad volvió y el cazador viose en la presencia de un Aziza (Aroni en ioruba), que declaro tener la intención de darle un talismán
poderoso para que ele lo pusiera bajo un puñado de tierra que debería ser
erguido e frente a su casa. Le obsequio un silbato, con el cual podría llámalo
en caso de necesidad. Siete días después, una epidemia de varicela empezó a
propagarse en el lugar. El Molusi volvió
al bosque y soplo el silbato. Aziza apareció
y le dijo que aquello que le diera era el poder de Sapata y que era necesario construir para el un templo y todos deberían,
de ahí en adelante, obedecer al Molusi.
Fue de ese modo que Sapata
instalose en Pingini Vedji”.
Volviendo al culto de Xapanä-Obaluaê,
habría, según Frobenius (12) , dos Xapanä: el que ya fue citado, de origen
tapà, que el llama de Sànpònn-Airo, y
el otro, que tendría ido a Oyò,
oriundo de Dahomey, que el llama Sànpònna-Boku, aproximándolo así a Nanä Buruku;
lo que atestigua los lazos existentes entre Obaluaê
e Nanä Buruku.
Obaluaê en el Nuevo
Mundo
En Brasil y en Cuba, como en África, Xapanä es prudentemente llamado Obaluaê
u Omolu.
Es sincretizado con San Lázaro y San Roque, en Bahia y en Cuba, y con San Sebastian
en Recife y Rio de Janeiro. Las personas que le son consagradas usan dos tipos
de collares: el lagidiba, hecho de
pequeños discos negros hilvanados, o collar de cuentas marrones con listas
negras. Cuando el dios se manifiesta en uno de sus iniciados, el es acogido por
el grito “Atotô!” sus iniciados danzan enteramente vestidos de “palha da costa” (especie de rafia finamente desflecadas – nota de la traductora), cuyas en franjas,
recubren su rostro. En conjunto, parecen
pequeños montículos de paja, en cuya parte inferior aparecen las piernas
cubiertas por pantalones con puntillas, y en la altura de la cintura, manos exhibiendo
un “xaxarà”, especie de escoba hecha
de hojas de palmera, adornada con “buzios”
(caracoles – nota de la traductora), cuentas y pequeñas calabazas que se
suponen contiene remedios. Bailan encorvados para adelante, como que
atormentados por dolores, e imitan el sufrimiento, las urticarias y los
temblores de la fiebre. Los tambores tocan para Obaluaê un ritmo particular
llamado “opanije”, significando en
yoruba “el mata cualquiera y lo come”, expresión que encontramos, anteriormente
en los saludos que le son dirigidos en África.
La fiesta anual de ofrendas de comidas llamase “Olubajè” en el transcurso de la cual le
son presentados platos de “aberem”,
choclo cocido enrulado en hojas de plátano, carne de cabra macho, gallos y
palomitas de maíz.
Se le consagra el día lunes. En ese día, los altares de la Iglesia de San Lázaro, en
Bahia, son cubiertos de “pipocas”
pues estas son flotadas en los cuerpos de las personas por ellas mismas, para
se preservaren de posibles enfermedades contagiosas, asociando de ese modo, su
fe en la fuerza de dios africano y del santo católico.
Se dice que es hijo de Nanä
Buruku y originario, como ella y Oxumarè,
del país Mahi. Los asentamientos de
esas tres divinidades son, por ese motivo, reunidos en un mismo apartado,
separados de los demás orixas.
Arquetipo
El arquetipo de Obaluaê
es el de las personas con tendencias masoquistas, que gustan de exhibir sus
sufrimientos y las tristezas de las cuales obtienen satisfacción íntima. Personas
que son incapaces de se sintieren satisfechas cuando la vida les corre
tranquila. Pueden atingir situaciones materiales envidiables y en algún momento desprenderse de todas esas
ventajas motivadas por ciertos escrúpulos imaginarios. Personas que en ciertos
casos se sienten capaces de consagrarse al bien estar de los demás,
abstrayéndose de sus propios intereses y
necesidades vitales.
Fuente bibliográfica: ORIXÀS. Dioses Iorubàs en el África y
en el Nuevo Mundo.
Pierre Fatumbi Verger. Ed.
Corrupio, Salvador. 2002.
Verger (XI), XVIII- b. (2) Frobenius
(I), p.191. (3) Verger (XI), XVII-a. (4)
Ver disputa de Sapata con los reyes
de Abomey. (5) El origen tapà de Obaluaê parece confirmada por su
posición de hermano más viejo de Xangô,
este también nacido en Empè. (6) Es
mas prudente, por las mismas razones dadas para Sànpònna, llamar también de “Señor de la Tierra ” (Ainon en fon) no “Rey de las Perlas” (Jehosu).
(7) Ver Adamè en la nota 11. (8) Iguè (1), p.77. Verdadero también para
los iniciados de Lisa e Mawu, en el templo del barrio Djena en Abomey. (9) Verger (III), p.239. (10) Glèlè, p.67. (11) El culto de Sapata
conoció altibajos en el reino de Dahomey.
Le Hèrissè (p.128) señala que “su
culto fue importado, en tiempos del Rey Agadjà (1708-1740), luego una epidemia
de varicela diezmo su ejercito. El pidió buscar, en Dassa, los elementos necesarios para instalar el culto. Herskovits
(I) (vol. II, p.138) acrecienta que “la tradición indica que el culto fue introducido
en el antiguo reino de Dahomey,
venido de Savalu”. Más tarde, en el
tiempo de Agonglo (1789-1797, hubo
una epidemia de varicela muy violenta y los sapatanon (sacerdotes de Sapata) asumieron mucha importancia en
el reino del Dahomey. El rey (o
regente) Adandozan (1797-1818),
viendo este hecho con desconfianza, expulsó a todos los sapatanon de Abomey, y los envió,
encadenados, hasta Adamè. El rey
siguiente, Ghèzo (1818-1858),
habiendo consultado Fà (Ifà), trajo de vuelta Sapatanon Favi Mishai, originario de Pingini
Vedji, cerca de Dassa Zumê, el lo
instaló nuevamente en el barrio Azali y,
posteriormente, en otros barrios de Abomey.
(12) Frobenius (I), p.193.
Traducción y adaptación de textos: Maria Isabel (Isa)
Soares.
(*) Material de
apoyo para los talleres de ALÀBASE en Movimiento.
Metodología en danzas del Xirê
de Orixàs. Afrobrasileñas.
Dirección: Maria Isabel (Isa) Soares.
Coordinación: Pablo Soares.